1- Es recomendable una ingesta de 2 litros de líquido al día. Tampoco debemos excedernos con la hidratación. No se trata de forzarse a beber dos litros de agua al día, si no de mantener nuestro cuerpo hidratado. El valor de 2 litros es un valor de referencia.
2- Cuando vayas al baño no empujes. Siéntate tranquilamente, relaja la musculatura y deja que la vejiga o el recto se vacíen solos. Hacer fuerza con la barriga para acabar antes de orinar o defecar es perjudicial. Tómate tu tiempo. Intenta evitar el estreñimiento y mantener una buena postura cuando vayas al baño.
3 – No aguantes las ganas de ir al baño. El estilo de vida actual nos lleva a dejar “para después” las ganas de ir al baño. Este hábito puede ser perjudicial para el buen funcionamiento del suelo pélvico, así que, cuando notes ganas de orinar o defecar, no lo pospongas ¡lo demás puede esperar!
4 – Si quieres fortalecer tus abdominales, procura hacerlo con ejercicios hipopresivos. Los abdominales clásicos aumentan la presión sobre el suelo pélvico y son perjudiciales lo cual harán que empeoremos nuestros sintomas.
5 – Coge conciencia de tu suelo pélvico. Ayúdate de un espejo para verlo y observa como contraes los músculos y los relajas. Fíjate en la coloración, el flujo, palpa toda la zona y si ves o notas algo distinto o raro acude a tu médico.
6 – Fortalece tu suelo pélvico mediante ejercicios específicos para ello en los momentos de tu vida de más riesgo como el embarazo, el posparto, la menopausia, etc.
7 – Reduce el consumo de cafeina y teína, así como también evita bebidas carbonatadas.
8 – Realiza actividad deportiva, pero una actividad deportiva adecuada y saludable para tu suelo pélvico. Evitar aquellos deportes de impacto.